Hallazgos recientes en neurociencia aportan nuevas pistas sobre los factores biológicos implicados en el síndrome de Tourette
CLEVELAND, OHIO,EE.UU./ NOTIPRESS.- Investigadores publicaron en Biological Psychiatry nuevos hallazgos que, según expertos de la Mayo Clinic, podrían esclarecer el origen del síndrome de Tourette. El trabajo sugiere que ciertas alteraciones celulares en el cerebro estarían relacionadas con los síntomas motores de la condición.
Dicha investigación analizó más de 43 mil células individuales extraídas de tejido cerebral post mortem de personas con y sin el trastorno. Los científicos enfocaron su estudio en los ganglios basales, una región cerebral implicada en la regulación del movimiento y el comportamiento.
Los expertos hallaron que las personas con síndrome de Tourette presentaban aproximadamente la mitad de interneuronas en comparación con personas sin la afección. Estas células desempeñan un papel clave en la inhibición de señales excesivas dentro de los circuitos de movimiento del cerebro.
“Esta investigación puede ayudar a sentar las bases para una nueva generación de tratamientos,” declaró Alexej Abyzov, científico en el Centro para Medicina Personalizada de Mayo Clinic y coautor del estudio.
“Si podemos entender cómo se alteran estas células cerebrales y cómo interactúan, quizás podamos intervenir antes y con mayor precisión.”
Además del déficit de interneuronas, el estudio observó respuestas de estrés en otros tipos celulares. Las neuronas espinosas medianas, encargadas de transmitir señales de movimiento, mostraron una producción de energía reducida. A su vez, las microglías, células inmunes del cerebro, presentaron signos de inflamación.
“Estamos viendo diferentes tipos de células cerebrales reaccionar al estrés y posiblemente comunicarse entre sí de formas que podrían estar provocando los síntomas,” indicó Yifan Wang, coautora del estudio.
Otro de los hallazgos señala que los cambios observados en las células cerebrales podrían estar relacionados con regiones del ADN encargadas de activar o desactivar genes específicos. Esta desregulación genética podría alterar la coordinación entre células cerebrales sin modificar la estructura de los genes.
“Los pacientes con Tourette parecen tener los mismos genes funcionales que el resto de las personas, pero la coordinación entre ellos está afectada,” explicó el Dr. Abyzov al referirse a las implicaciones genómicas del estudio. El estudio fue realizado en colaboración con el laboratorio de la Dra. Flora Vaccarino en la Universidad de Yale.
Según se indica en el artículo, se puede consultar la lista completa de autores, financiamiento y posibles conflictos de interés en la publicación original. Los próximos pasos de la investigación incluirán el análisis de cómo evolucionan estos cambios cerebrales con el tiempo y la identificación de factores genéticos que podrían contribuir al desarrollo del síndrome de Tourette.