El riesgo de sufrir un ictus se incrementa debido a factores como la presión arterial alta, la edad avanzada, el tabaquismo, la diabetes, el colesterol elevado, enfermedades cardíacas, aterosclerosis y antecedentes familiares de ictus, según ha advertido el Instituto Nacional de Cáncer.
Recientemente, un estudio publicado en The Lancet Neurology ha destacado que, si no se toman las medidas preventivas adecuadas, los ictus podrían causar casi 10 millones de muertes al año para el 2050, especialmente en países con menores ingresos, dado que el tratamiento de esta enfermedad conlleva un coste global de aproximadamente 2,3 billones de dólares al año.
Además, un análisis epidemiológico realizado por una comisión conjunta de la New World Stroke Organization y Lancet Neurology ha proyectado un aumento del 50% en las defunciones por ictus en el período, pasando de 6,6 millones en 2020 a 9,7 millones en 2050, con una brecha creciente entre los países de ingresos bajos y medianos (PIBM) y los países de ingresos altos (PIA).
Tras la incidencia de la pandemia de COVID-19 en Colombia, el Ministerio de Salud y Protección Social (MinSalud) ha identificado que el accidente cerebrovascular se situó entre las cinco principales causas de mortalidad en el país, provocando 32 muertes por cada 100,000 habitantes en 2019, lo que equivale a 15,882 muertes debido a esta enfermedad, que se considera de alto riesgo en relación con la COVID-19.
El accidente cerebrovascular se produce cuando se interrumpe el flujo de sangre hacia el cerebro, lo que provoca la pérdida de suministro de oxígeno y nutrientes, causando daño al tejido cerebral. Entre los síntomas más comunes se incluye la pérdida súbita de fuerza muscular en brazos, piernas o cara, generalmente de manera unilateral. Otros síntomas abarcan la confusión, dificultad para hablar o comprender el lenguaje, dolor de cabeza intenso de causa desconocida y debilidad o pérdida de la conciencia.
Desde el Ministerio de Salud se ha destacado que identificar y tratar estos factores de riesgo puede reducir la probabilidad de un primer ictus o de ictus recurrentes, así como prevenir la morbilidad y la mortalidad a largo plazo después de padecer esta enfermedad.
En 2023, el lema del Día Mundial del Ictus es: “¡Prevén y Actúa!”, enfatizando la importancia de la prevención y la intervención temprana. Comprender los factores de riesgo y adoptar medidas para reducirlos son fundamentales para evitar los ictus.
Un dato adicional señalado por la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular es que el ictus también representa una complicación lamentable en procedimientos cardiovasculares. A pesar de que su frecuencia ha disminuido de alrededor del 6% a finales del siglo pasado a menos del 1% en la última década, la mortalidad sigue siendo elevada en este contexto, llegando al 28%.
Además, se ha observado la aparición de ictus en diversos procedimientos, como reemplazos valvulares y resección de tumores (mixomas); sin embargo, los procedimientos de mayor riesgo son la revascularización miocárdica (RVM) y la angioplastia percutánea, posiblemente debido a su mayor frecuencia de realización.”
