Este 05 de abril, en la República Dominicana, es celebrado el día nacional del Periodista, una jornada que, más allá de los brindis y honores, nos conduce hacia una reflexión ineludible ¿dónde se encuentran los salarios dignos para quienes día a día llevan la verdad a la luz? En estos momentos solo haremos referencia a periodistas, pero en general a todos los trabajadores de la prensa.
Los gremios como el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) han levantado la bandera en defensa de los derechos laborales de los periodistas. Sin embargo, sus esfuerzos aún no han obtenido los resultados significativos que demanda esta noble causa. Es hora de que estos llamamientos se vuelvan más que meras palabras, necesitamos acciones contundentes y compromisos reales.
En un día como hoy, donde se visibiliza la trascendencia del periodismo como pilar de nuestra sociedad, es importante dirigir nuestros reclamos con mayor énfasis y determinación hacia los medios de comunicación, ellos poseen el poder y la influencia necesarios para efectuar cambios significativos, cambios que no solo impacten la calidad de vida de los periodistas, sino también la integridad misma del periodismo.
Resulta alarmante que en pleno siglo XXI, muchos periodistas continúen librando una batalla contra salarios precarios y condiciones laborales desfavorables, el pluriempleo se ha convertido en una cruel realidad, obligando a nuestros colegas a malabarear múltiples trabajos para sobrevivir en este ambiente hostil.
Y ¿qué decir de las largas jornadas laborales y la presión constante por generar contenido de calidad en tiempos imposibles? Estos factores no solo afectan la salud física y mental de de los periodistas, sino que también ponen en riesgo la esencia misma del periodismo: la búsqueda incansable de la verdad.
Es hora de reconocer que muchas de las fugas de talento en nuestro campo se deben a la desesperada búsqueda de oportunidades que ofrezcan una remuneración justa y condiciones laborales adecuadas. Es una tragedia que, en un sector tan vital para la democracia, los profesionales se vean obligados a abandonar su pasión por la falta de reconocimiento y apoyo empresarial o institucional.
Los medios de comunicación deben asumir su responsabilidad y reconocer el valor intrínseco del periodismo. No podemos permitir que se opaque la excelencia periodística, es urgente un cambio estructural que garantice salarios dignos, condiciones laborales justas y un ambiente propicio para el desarrollo ético y profesional.
Es desgarrador escuchar las historias de colegas que deben sopesar qué medio, programa o espacio paga mejor que otro, no existe un rango salarial, es indignante que, en lugar de preocuparse por la integridad y la calidad del trabajo periodístico, se antepongan intereses económicos mezquinos. Salarios que rondan entre los RD$18 mil y 35 mil pesos, dependiendo de las multiplicidades de funciones que realicen.
Salen en busca de noticias enfrentando condiciones precarias: vehículos inadecuados, sin botiquín de primeros auxilios y con escasos recursos económicos para imprevistos.
Muchos temen reclamar a las empresas por miedo a perder su empleo, sintiéndose atrapados en la situación actual. Sin embargo, es importante reconocer la realidad y buscar soluciones para mejorar nuestras condiciones de vida.
Hay un refrán que dice: “Hablando, la gente se entiende”. Claro está que hay empresarios que premian y valoran a sus empleados, por lo que no todo está perdido. Pero…. ¿Por qué no replicar este tipo de acciones que mejoran la calidad de vida laboral?
En este Día del Periodista, hacemos un llamado a todos los actores involucrados en la industria de la comunicación a reflexionar sobre la importancia de valorar y respetar el trabajo de aquellos que dedican sus vidas a informar y mantener informada a la sociedad. Es hora de construir un periodismo sostenible, donde la ética y la profesionalidad sean los pilares fundamentales, y donde nuestros colegas puedan desempeñar su labor con la dignidad y el orgullo que merecen.