La situación de salud y la demanda que hace la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) de mejores políticas públicas que garanticen mayor accesibilidad, es fundamental para reducir el estrés crónico y la alta tasa de morbimortalidad que afecta a los sectores más pobres del país.
Así lo entiende el cardiólogo Fulgencio Severino, experto en sistemas de salud, al señalar que la falta de acceso a servicios de salud, en particular a los medicamentos, las altas cargas de gastos de bolsillos para suplir las deficiencias hospitalarias y del seguro familiar de salud que vive la población, influyen en la alta prevalencia de hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y mortalidad que tiene el país.
El especialista de la cardiología hizo el señalamiento al referirse al mensaje emitido con motivo del 181 aniversario de la Independencia Nacional por la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), donde denunció los desafíos que enfrenta el sistema de salud dominiano, entre ellos: la falta de recursos humanos, económicos, y la deficiencia de sus infraestructuras.
Severino dijo que las condiciones económicas caracterizadas por bajos ingresos, niveles educativos reducidos, vivir en comunidades afectadas por altos niveles de violencias, viviendas muy vulnerables, carencias de servicios básicos como agua potable, energía y servicios de salud constituyen factores estresantes.
Ese estrés, agregó, induce a la liberación de catecolaminas y glucocorticoides que influyen en la alta prevalencia de hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y entre otras enfermedades que afectan a la población dominicana.
Dijo que tal como lo dice el Episcopado, en el país hay mucha gente que aun con seguro tienen que vender bienes para cubrir gastos de salud, lo que los lleva a empobrecerse más.
Entiende necesario que el gobierno duplique el gasto en salud y los empresarios aumenten sus aportes para cubrir las atenciones de trabajadores y familiares.
Adicionalmente a eso, dice, que es necesario reducir las desigualdades económicas y sociales en las personas, familias y comunidades para reducir el estrés crónico y la alta incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles que afectan a los más pobres.